Publicada el 07/10/2016
Tras la reciente Cumbre Global Anticorrupción celebrada en Londres, y que determinó la cuantía económica en términos de conductas delictivas reacionadas con la corrupción y el soborno en cerca de 2 billones de euros anuales (2% de la economía mundial, se hizo incapié en la necesidad de implicación en la lucha contra estás prácticas en las que deben ser co-partícipes, tanto líderes sociales, como empresariales, para implementar culturas de integridad y transparencia, que limite o elimine estas prácticas, que influyen muy negativamente en el coste y calidad de productos y servicios, la confianza en las instituciones, la competitividad empresarial, y la eficacia/eficiencia operativa en los mercados.
Por otro lado las herramientas legislativas se han mostrado hasta ahora poco eficaces en el control de estás prácticas, por lo que parece necesario el desarrollo de nuevas herramientas que desde su aplicación desde dentro de las organizaciones como forma operativa contribuyese complementariamente a mejorar los resultados en la lucha contra la corrupción.
Ello puede cristalizar con la publicación de la norma ISO 37001 de "Sistemas de Gestión Antisoborno", cuya publicación esta prevista para el último trimestre del presente año.
Algunas acciones que tendrá en cuenta dicha Norma serán la implantación de cultura de integridad y transparencia, la sistematización de políticas organizacionales anticorrupción, liderazgo directivo, creación de una figura que controle el cumplimiento de los compromisos adquiridos, evaluación de riesgo, controles financieros y comerciales, investigación e información de casos, y mejora contínua.
Esta Norma estará orientada a prevenir únicamente el delito de soborno, entendido como ofrecimiento, promesa, aceptación o petición de cualquier tipo de ventaja (economica o de cualquier otra índole) realizada de forma directa o indirecta, como incentivo para conseguir una acción u omisión de alguien en el desempeño de sus responsabilidades y competencias, que suponga la transgresión de la legislación vigente, siendo perfectamente integrable dentro de sistemas de gestión de la calidad más globales, dentro de las organizaciones.
Uno de los puntos fuertes de la Norma, como ocurre para todos los estándares ISO, es que establece un sistema de gestión revisable y auditable por parte de entidades externas a la propia organización, estableciendo así garantías que redundarán globalmente en avanzar en la eliminación de situaciones anticompetitivas, mejora de la confianza en instituciones y mercados, y un desarrollo económico más sostenible y mas justo.