Los esquemas de certificación voluntarios establecen los requisitos específicos para cumplir con los criterios de sostenibilidad definidos en la Directiva y en su correspondiente transposición nacional.
Estos esquemas deben ser reconocidos por la Comisión Europea, con la finalidad de armonizar y controlar la validez de los mismos respecto de lo establecido en la Directiva y permitir así el reconocimiento mutuo entre todos ellos a nivel internacional.